jueves, 17 de marzo de 2016

El placer de protestar...

Si analizáramos con objetividad aquello por lo que protestamos, nos daríamos cuenta de que en muchas ocasiones carece de sentido...

Esta mañana he leído algo que me ha hecho reflexionar muy seriamente.
Trataba sobre como es la percepción de los errores ajenos y los propios, que diferente vara de medir usamos, en los de los demás tendemos a responsabilizarlos de lo sucedido y a echar pestes al viento, y sin embargo cuando se trata de los nuestros nos exculpamos.

Y es que cuando protestamos nos sentimos más a gusto, nos liberamos de rabia interna, soltamos presiones, aún a sabiendas de que no va a servir para nada...

Es un justo derecho al pataleo...

Cuando estamos en nuestro trabajo y alguien nos llama la atención por retrasarnos en seguida buscamos y encontramos una justificación a nuestra actitud, pero si es a otro a quien le sucede o con quién nos sucede, no se nos ocurre buscar explicación, directamente  le achacamos una falta de responsabilidad, que por supuesto, jamás aplicaríamos a nosotros mismos.
Es más cómodo protestar por no ser bien atendidos, que detenernos a buscar que motivos han podido llevar al otro para actuar así, siempre los hay, aunque vengan de muy atrás...

Hablo de cosas cotidiana, de esas que nos enojan todos los días, y por las que, para nuestra dicha, encontramos un motivo para la protesta activa.
Otra cosa diferente son esas situaciones que no tienen una fácil "justificación", en las que el daño es tan grande que resulta prácticamente imposible no oponerse, y ante las que yo recomendaría, y me recomiendo, aplicar la compasión, sin querer ser prepotentes, pero sintiendo pena por ellos, conscientes de que es una gran tristeza que haya gente con tan poca consciencia, y, en muchas ocasiones, ni conciencia.
Pero ese un tema para otro post y otro momento...

Dice el texto de "La Gran Vía":
«Si un conductor se salta  las normas de circulación, es negligente; si lo hacemos nosotros, es porque había una urgencia, o un motivo para hacerlo, que si un individuo profiere insultos, es irrespetuoso; si lo hacemos nosotros, es porque estamos enfadados, o porque el otro lo merece.
Si alguien no cumple su palabra, es desleal; si lo hacemos nosotros, es por causas mayores…
Excusamos nuestras faltas, que entendemos obedecen a circunstancias ajenas a nuestro control, pero exigimos que otros acepten responsabilidad plena por las suyas, e incluso les imputamos “premeditación y alevosía"»
No puedo estar más de acuerdo.

Cuantas veces tenemos, por ejemplo, que acudir a una cita que nos incomoda, de la que hemos deseado evadirnos,  y si por cualquier motivo se anula, al instante se nos va de la cabeza nuestro deseo y en lugar de alegrarnos por no tener que acudir y reflejarlo así, arremetemos contra quien nos ha " hecho una faena", y lo tildamos de todo , cuando en realidad lo que nos ha hecho ha sido un favor.

Pero el caso es protestar, nos libera, no nos detenemos a analizar, protestamos...

A veces pienso, que tenemos un cierto toque de masoquismo en nuestra actitud, declarar nuestra alegría  y "gritarla" a los cuatro vientos, nos da pudor, decimos que estamos desvelando intimidad...
ay pero cuando se trata de algo que nos incomoda, la cosa da un giro total, entonces sí necesitamos que los demás corroboren nuestro malestar, que nos compadezcan, que nos apoyen, entonces si que vociferamos nuestro enfado, no nos damos cuenta de que eso retroalimenta la rabia y que si bien, momentaneamente, podría parecer que nos ayuda a sacar el malestar interno, en muchas ocasiones consigue que lo mantengamos anclado en nuestra mente por una larga temporada.
Gastamos energías en la protesta en lugar de emplearlas en buscar las soluciones que suavicen, o aún mejor disuelvan nuestro enfado.

Cuanto más sanador es darle la vuelta a aquello que nos ha fastidiado y encontrar lo que de positivo nos ha aportado o que nos reportará en un futuro, todo lo tiene...

Protestar para reivindicar, pero protestar en su justa medida, y siempre que no nos incapacite...


Somos prisioneros de la intolerancia, de la impaciencia, de la falta de empatía...y de eso, de eso si que tenemos que liberarnos...

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